La mujer araña

La estadounidense Judith Scott teje sus esculturas como un insecto. Atrapa piezas, las anuda y envuelve en lana. Sordomuda y con síndrome de Down, esta artista 'outsider' ha logrado el reconocimiento internacional de museos y coleccionistas con sus insólitas obras.
Sentada frente a una larga mesa, una mujer diminuta con un original sombrero trenza y anuda telas en una singular escultura a la que envuelve de vez en cuando con sus brazos. Es Judith Scott, una de las artistas de este centro de arte californiano, fabricando sus enmarañadas piezas de hilo o lana. Ella, como Dan, Donald o Carl, encontró en esta institución para adultos con discapacidades físicas o mentales un camino para su expresión artística.
Vestida con colores chillones, tocada siempre con extravagantes sombreros y con largos collares de cuentas, Judith Scott pudo haber sido uno de los personajes solitarios y silenciosos creados por el escritor Samuel Beckett. O quizá la protagonista de las obras del autor de Despertares, el neurólogo Oliver Sacks. Sordomuda y con síndrome de Down, Scott llegó a ser una figura destacada del movimiento outsider y sus obras forman parte de las colecciones más importantes de los museos dedicados al art brut.
Como un ave de rapiña, Judith Scott afanaba cualquier objeto que se cruzara en su camino. Bobinas de cartón, zapatos, sillas y, lo mismo que una gran araña, tejía con ellos sus nidos, atrapando cuanto advertían sus ojos. Con los años creció como artista. Sus manos le proporcionaban seguridad, y ese aplomo se fue reflejando también en su forma de vestir. Su pequeña figura de metro y medio se llenaba de collares coloristas, como caramelos de fresa y limón. Cuidaba mucho su aspecto. Alrededor de la cabeza se anudaba largas bufandas, y encima, como colofón, siempre un sombrero. "Cuanto más aumentaban sus obras, cuanto más reconocimiento recibía, más adornos se colocaba. Era una expresión de su autoestima", reconoce Joyce Scott.
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